QUIEN DESCUBRIÓ LOS PLANETAS?
MERCURIO
Pueblo antiguo se han conocido sobre los planetas durante milenios. Fue sólo en los últimos cien años que los nuevos planetas se han descubierto que se requiere un telescopio para ver. La gente pensó antes de los planetas como seres divinos, se desplazan a través de los cielos de manera imprevisible.
Los cinco inicial-ojo desnudo planetas son Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, y tuvieron un impacto significativo en la mitología, la cosmología y la astronomía antigua.
El mercurio ha sido mencionado ya en el 2 º milenio aC por los sumerios, y registrados por los babilonios – se llama el planeta Nabu. Los antiguos griegos mercurio asociado con el dios Hermes, que fue pensado para llevar el Sol a través del cielo en su carro. Más tarde, los griegos el planeta llamado Apolo cuando era visible en el cielo por la mañana y, a continuación, Hermes cielo en la noche. Los romanos el nombre del planeta después de que el mensajero dios romano Mercurio, que era la misma cifra que el mitológico dios griego Hermes.
La primera se realizaron observaciones telescópicas de Galileo en el siglo 17 con su telescopio crudo; por desgracia, su instrumento de crudo no fue lo suficientemente potente como para ver que el planeta tiene fases, al igual que Venus.
El mercurio puede ser visto de vez en cuando para pasar directamente por delante del Sol, visto por la Tierra. Esto se llama un tránsito. El último tránsito de Mercurio que ocurrió en 2004, y fue difundido en todo el mundo a través de Internet. Pero el primer tránsito de Mercurio fue visto en 1737 por John Bevis en el Real Observatorio de Greenwich.
Hasta la década de 1960, el mercurio se consideraba anclaje mareal al Sol, siempre de cara hacia un lado de nuestra estrella. Hay escépticos, quien señaló que, si el mercurio se enfrenta siempre a un lado del Sol, debería tener un caliente y frío, pero los datos de la investigación no volver hasta que. Los astrónomos pensaron que quizás una atmósfera alrededor de Mercurio mantenerse las temperaturas aún más.
En 1962, científicos soviéticos devuelto la primera fuera de las señales de radar de la superficie de Mercurio y, a continuación, los astrónomos calculan que en América Mercurio hace girar. En realidad tiene 59 días para activar una vez, y no los 88 días que se tarda en completar una órbita.
La primera nave espacial para ver de cerca de Mercurio fue el Mariner 10 en 1974. Por desgracia, sólo pudo ver un hemisferio del planeta en su totalidad en el transcurso de 3 flybys. Muchas de las piezas que faltan fueron cumplimentados por la nave espacial MESSENGER de la NASA, que completó su primera flyby en enero de 2008.
VENUS
Venus es el astro más característico en los cielos de la mañana y de la tarde de la Tierra
(después del Sol y la Luna), y es conocido por el hombre desde la prehistoria. Uno de los
documentos más antiguos que sobreviven de la biblioteca babilónica de Ashurbanipal, datado sobre el 1600 adC, es un registro de 21 años el aspecto de Venus (que los primeros babilonios llamaron Nindaranna). Los antiguos sumerios y babilonios llamaron a Venus «Dil-bat» o «Dil-i-pat»; en la ciudad mesopotámica de Akkad era la estrella de la madre-diosa Ishtar, y en chino su nombre es «Jīn-xīng», el planeta del elemento metal. Venus se consideró como el más importante de los cuerpos celestes observados por los mayas, que lo llamaron «Chak ek» (la gran estrella). Los antiguos griegos pensaban que las apariciones matutinas y vespertinas de Venus eran dos cuerpos diferentes, y les llamaron Hesperus cuando aparecía
en el cielo del oeste al atardecer y Phosphorus cuando aparecía en el cielo del este al
amanecer.
Desde épocas remotas el brillo rojizo del planeta Marte ha despertado en el hombre la curiosidad y un sinfín de especulaciones que van desde la más desbocada fantasía, que se traduce en mitos y leyendas, hasta el análisis científico y la proposición de hipótesis armadas con los más potentes medios con que cuenta en la actualidad el pensamiento humano. |
Junto con la evolución de la Astronomía, la Astrología, la Ciencia Ficción, la Mitología y la Astronáutica en distintas épocas de la historia humana, se desarrolló también un interés especial sobre el astro que nos resulta mas cercano después de la Luna: el planeta Marte.
La figura del planeta Marte se asoció siempre con mitos, leyendas e interpretaciones que más tarde se asumieron como erróneas, lo que dio lugar a fenómenos más complejos.
De esta forma se relacionó Marte con las guerras, proponiendo que cada vez que se acercaba a la Tierra y en un movimiento peculiar respecto a nuestro mundo, provocaba en éste batallas y masacres; si se tiene en cuenta que esto ocurre aproximadamente cada dos años, y una mayor aproximación cada quince, comprobamos que la asociación de Marte con las guerras es un tanto forzada, aunque en la Tierra hay guerras aún cuando Marte no está cerca.
Otro fenómeno que motivó polémicas fue el descubrimiento de formas regulares en la superficie del planeta rojo, las cuales el famoso astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli popularizó en 1877 con el nombre de canales que le había dado otro astrónomo italiano, Angelo Secci quien los viera por primera vez en 1859, y los bautizara como canali, en los cuales se intentó ver la obra de seres altamente desarrollados, quienes trataban de utilizar mejor la poca agua que quedaba en su moribundo planeta, más tarde se descubrió que los canales estudiados con esmero durante más de medio siglo, y en los cuales se creyó ver hasta mensajes sagrados, existían sólo cuando se observaba la superficie de Marte con telescopios de resolución relativamente baja.
Un hecho curioso se sumó a la historia del planeta cuando uno de los astrónomos, que no era partidario de los seguidores de los canales, descubrió los, hasta entonces no vistos, satélites de Marte que, sin embargo, habían sido predichos por Johnatan Swift en Los viajes de Gulliver.
Marte se pobló de nombres mitológicos puestos caprichosamente por los astrónomos, quienes veían en su superficie mares, continentes y montañas, brillaron en él las nieves del Olimpo, aparecieron canales que cambiaban con las estaciones como si la vegetación se despertara alrededor de las vías de agua con que una raza antigua y sabía trataba de salvar al planeta.
Se pobló Marte también de todo tipo de habitantes, seres monstruosos que podrían invadir la Tierra, hermosas princesas capaces de despertar el amor en cualquier terrestre, guerreros feroces, seres luminiscentes, insectos humanoides y todo cuanto la imaginación humana quiso poner en los mitos y en la ciencia ficción.
Cuanto fenómeno extraño ocurría en la Tierra, y no tenía una explicación lógica o cercana, se achacaba a los marcianos; como las ideas evolucionan, y no está científicamente demostrado que en Marte exista vida aunque hay muchas polémicas, en el presente las culpas caen sobre los extraterrestres, que son los mismos marcianos de antes, pero que viven más lejos.
En las investigaciones sobre Marte, como en muchas otras ramas del conocimiento humano que resulten atractivas y misteriosas para cualquiera, las opiniones de una gran mayoría son permeadas más por lo que se quiere ver, que por lo que se ve en realidad; los que no conocen el fenómeno con profundidad gritan contra la ciencia y dicen que ésta niega lo que está ahí delante de los ojos de todo el mundo, olvidando que los científicos son tan humanos como ellos y están tan ávidos de conocimiento y misterio como el que más.
La característica más prominente de Júpiter es la Gran Mancha Roja. Esta tormenta violenta ha sido observada desde 1600.pero no fue hasta 1930 que se supo de qué está hecho Júpiter. El astrónomo Rupert Wildt investigó el planeta y encontró que la atmósfera está basicamente compuesta de hidrógeno y helio.
A partir del año 1973, los Estados Unidos envió naves espaciales para que observaran este masivo planeta. Pioneer 10 y 11, junto con Voyager I y II, salieron rumbo a Júpiter. Estas naves espaciales recopilaron las imágenes que podemos vemos hoy.
¡Las lunas de Júpiter también son interesantes! En 1610, Galileo descubrió cuatro de las lunas más grandes: Io, Europa, Ganímedes y Calisto. La mayoría de las otras lunas fueron encontradas por la nave espacial Voyager, durante su vuelo de reconocimiento. El sistema de Júpiter es casi igual al de un pequeño sistema solar. En la medida en que hayan telescopios más potentes, es posible que los astrónomos continúen descubriendo más lunas.
SATURNO
Saturno es el sexto planeta desde el Sol y el segundo más grande del Sistema Solar con un diámetro ecuatorial de 119,300 kilómetros (74,130 millas). Gran parte de lo que sabemos sobre este planeta es debido a las exploraciones Voyager en 1980-81. Saturno está claramente achatado en los polos, como resultado de la rápida rotación del planeta alrededor de su eje. Su día dura 10 horas, 39 minutos y tarda 29.5 años terrestres en completar su órbita alrededor del Sol. La atmósfera está básicamente compuesta por hidrógeno con pequeñas cantidades de helio y metano. Saturno es el único planeta cuya densidad es inferior a la del agua (aproximadamente un 30% menos). Si fuese posible encontrar un océano lo suficentemente grande, Saturno flotaría en él. El color amarillo del nuboso Saturno está marcado por anchas bandas atmosféricas similares, pero más tenues, que las encontradas en Júpiter.
El viento sopla a grandes velocidades en Saturno. Cerca del ecuador, alcanza velocidades de 500 metros por segundo (1,100 millas por hora). El viento sopla principalmente hacia el este. Los vientos más fuertes se encuentran cerca del ecuador y su velocidad disminuye uniformemente a medida que nos alejamos de él. A latitudes por encima de los 35 grados, los vientos alternan su dirección de este a oeste según aumenta la latitud.
El sistema de anillos de Saturno hace de él uno de los objetos más bonitos del sistema solar. Los anillos están descompuestos en un número de partes diferentes: los anillos brillantes A y B y un anillo C más ténue. El sistema de anillos tiene varias aberturas. La principal de estas aberturas es la División Cassini, que separa los anillos A y B. Giovanni Cassini descubrió esta división en 1675. La División Encke, que parte al anillo A, recibe su nombre de Johann Encke, quien la descubrió en 1837. Las sondas espaciales han demostrado que los anillos principales están realmente constituidos por un gran número de anillos más estrechos. El origen de los anillos es dudoso. Se cree que los anillos podrían haberse formado a partir de las grandes lunas que sufrieron fuertes impactos de cometas y meteoroides. La composoción de los anillos no se conoce con seguridad, pero los anillos si contienen una cantidad significativa de agua. Podrían estar compuestos por icebergs o bolas de nieve cuyo tamaño varía entre pocos centímetros y varios metros. La mayor parte de la elaborada estructura de algunos de los anillos es debida a los efectos gravitacionales de los satélites cercanos. Este fenómeno está demostrado por las relaciones entre el anillo F y dos pequeñas lunas que acompañan al material del anillo.
Las naves Voyager también detectaron unas trazas radiales en forma de rayos en el ancho anillo B. Se cree que estas trazas están compuestas por finas partículas del tamaño del polvo. Se observó como los rayos se formaban y desaparecían entre las diferentes tomas realizadas por las naves. Aunque la carga electrostática podría crear rayos mediante la levitación de partículas de polvo por encima del anillo, la causa exacta de la formación de estos rayos no se conoce muy bien.
Saturno posee 18 lunas confirmadas, el mayor número de satélites en el sistema solar. En 1995, empleando el Telescopio Espacial Hubble, varios investigadores observaron cuatro objetos que podrían ser nuevas lunas.
URANO
El planeta Urano es el tercero en tamaño dentro del Sistema Solar. Es cuatro veces más grande que el planeta Tierra. Urano se encuentra tan lejos del nuestro planeta que apenas puede observarse a simple vista. Por eso recién pudo ser descubierto en el siglo XVIII cuando ya se habían creados potentes telescopios.
Un astrónomo ingles llamado William Herschel cuando corría el mes de marzo del año 1781 se encontraba mirando el cielo ayudándose de un telescopio y pensó que había descubierto un nuevo cometa, pero más tarde se dio cuenta de que se trataba de un planeta desconocido. Hasta ese momento, los investigadores y astrónomos de esa época solo habían visto 6 planetas. El nuevo, al que después se los llamo Urano, resulto estas dos veces más lejos del Sol que Saturno.
Casi todo lo que sabemos de este planeta nos lo proporciono la sonda espacial Voyager 2 queLos científicos e investigadores pensaban que el único planeta que tenia anillos a su alrededor era Saturno. Pero en el año 1977 descubrieron que Urano cuenta con cerca de 11 anillos principales. Estos anillos están formados por fragmentos de roca de hasta un metro de ancho que giran alrededor del planeta a gran velocidad. Las partículas de algunos de los anillos permanecen en su lugar gracias a pequeños satélites llamados pastores.
Después de esto la sonda se alejo mucho de los planetas y de apoco fueron dejando atrás al Sistema Solar rumbo a las estrellas.
NEPTUNO
La historia del descubrimiento de Neptuno es intrigante, y es tanto una historia sobre personas y sus caracteres, como una deDurante siglos Saturno fue considerado el límite del sistema solar, sin que sospechara la existencia de planetas tan alejados que su brillo estaría por debajo de la percepción del ojo humano. En 1781 William Herschell descubrió a Urano, dos veces mas distante del Sol que Saturno y cien veces menos brillante en el cielo. Conforme las observaciones de Urano revelaron que su movimiento no seguía lo que dictaban las leyes de la física, fue creciendo la sospecha de que existía un octavo planeta. Varios matemáticos se dieron a la tarea de calcular donde podría hallarse un planeta que jalara a Urano de forma a que siguiera la trayectoria observada. Así, en 1846 Johann Galle encontró a Neptuno en la región calculada previamente por Urbain Le Verrier. Este fue un gran triunfo para la mecánica celeste y dió a los astrónomos la confianza de poseer una poderosa herramienta para encontrar nuevos planetas: el cálculo.
Durante la segunda mitad del siglo pasado, al estudiar el movimiento de Urano y Neptuno los astrónomos llegaron a la conclusión que estos presentaban irregularidades que solo podían ser explicadas por la atracción gravitacional de un noveno planeta. Rapidamente comenzó la cacería de este nuevo planeta (y la fama que traería a su descubridor). Entre los "cazadores" destacó Percival Lowell, quien emprendió una búsqueda intensiva del que llamó "Planeta X". Al morir Lowell en 1916, después de varios años de infructuosa búsqueda y ningún indicio del escuridizo "Planeta X", la mayor parte de las búsquedas ya habían sido abandonadas. Ante la falta de resultados, William Pickering, quien retomó el esfuerzo de Lowell, empezó a estudiar la posibilidad de una órbita marcadamente elíptica, que incluso situaría al hipotético noveno planeta (que por algún motivo Pickering llamaba "Planeta O") temporalmente mas cerca del Sol que Neptuno. Sin que Pickering tuviera algún fundamento mas allá que la no detección del "Planeta O", su hipótesis resultó correcta.
Hacia finales de los vientes, el observatorio Lowell de Flagstaff, Arizona, retomó la búsqueda del "Planeta X" iniciada algunas décadas antes por su fundador Percival Lowell. En 1929 el entonces director, Vesto Melvin Slipher decidó dedicar al proyecto un telescopio de trece pulgadas y contrató a Clyde Tombaugh, un joven de veintidos años, para fotografiar el cielo en búsqueda del "Planeta X". Placas fotográficas de una misma región del cielo tomadas en distintas noches debían ser comparadas con el propósito de encontrar algún "objeto errante" (o sea un planeta) que se moviera entre las estrellas. El 18 de febrero de 1930, Clyde Tombaugh notó que un objeto de magnitud diecisiete se había movido en placas tomadas de la región de Delta Geminorum en distintas épocas, justo como era de esperarse para un planeta transneptuniano. El 13 de marzo del mismo año, día del 149 aniversario del descubrimento de Urano, el observatorio de Lowell anunció el descubrimiento del noveno planeta, llamado Plutón, como el dios romano de los infiernos y los muertos, hermano de Júpiter y de Neptuno. Las dos primeras letras de Plutón coinciden también con las iniciales de Percival Lowell.
Contrariamente al caso de Neptuno, el eventual descubrimiento de Plutón requirió de una búsqueda muy minusciosa del cielo. La dificultad en hallarlo residió en parte en el hecho de que Plutón resultó ser por lo menos cien veces mas débil que lo que se esperaba para un planeta que estuviera perturbando el movimento de Urano y Neptuno. Para conciliar la masa requerida con el bajo brillo de Plutón, el planeta debía ser o muy opaco, para reflejar muy poco de la luz incidente del Sol, o muy denso, para contener la masa requerida en un tamaño relativamente pequeño. Las observaciones de Plutón siempre han sido particularmente dificiles, y no fue hasta 1950 cuando Gerald Kuiper logró la primera medición (aproximada) del diámetro de Plutón, el cual estimó en poco mas de 5800 kilómetros. En 1965 la ocultación de una estrella de magnitud quince por Plutón confirmó que su diámetro no podía ser mayor que 6700 kilómetros. Dado su tamaño, Plutón no tiene -ni remotamente- la masa suficiente para perturbar el movimiento de Urano y Neptuno. El descubrimiento de Plutón, motivado por la posibilidad de predecir matemáticamente la posición de nuevos planetas, se dió en realidad de manera poco menos que fortuita, como resultado de haber buscado en practicamente la totalidad de la franja del cielo por la cual se desplazan los planetas, la eclíptica. En los años siguientes al descubrimiento, el mismo Tombaugh prosiguió el exhaustivo escudriñamiento de la eclíptica y, como resultado, sabemos que un décimo planeta debería estar extremadamente lejos, y dificilmente podría ser de un tamaño comparable a Urano o Neptuno. Otra posibilidad es que tuviera una órbita fuera de la eclíptica. Como sea, Plutón, que por cierto estará hasta 1999 mas cerca del Sol que Neptuno, es considerado en la actualidad el planeta que marca los confines del sistema solar.
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